Todos como seres humanos, hemos sentido en algún momento de la vida que estamos estancados, que no avanzamos y necesitamos hacer un cambio. Con las marcas ocurre lo mismo, cada cierto tiempo o etapa de maduración, necesitamos refrescarlas, es decir, hacerles un rebranding.
¿Cuándo tu marca necesita evolucionar?
La respuesta más sencilla sería, cuando deja de crecer. Y esto ocurre, cuando las ventas se estancan o disminuyen, cuando las métricas indican que está en una etapa de declive, cuando los consumidores/clientes no se sienten identificados con la marca, cuando el objeto del negocio cambió, cuando las tendencias del mercado lo demandan, cuando la marca desea expandir sus fronteras o cuando ésta se ve avasallada por la competencia.
En todos los anteriores escenarios, es importante que tomes la decisión de hacerle un rebranding a tu marca y que busques asesoría de un experto en el tema. Queda claro que, hacer un rebranding no compete simplemente a un cambio de imagen, la transformación debe abarcar todo el direccionamiento estratégico del negocio y requiere de un plan de acción bien definido.
¿Cómo hacerle rebrandig a mi marca?
Lo primero que deberás hacer es una Auditoría de Marca, dónde puedas analizar con tu asesor/coach el estado actual del negocio. En esta evaluación, se tomará como referencia el Plan de Mercadeo anual y los indicadores de gestión; observando los aciertos, desaciertos y el cumplimiento de los objetivos.
En segundo lugar, deberás implementar un Plan de Mejora, en el cuál se planteen las acciones a desarrollar para re-posicionar la marca. Esto es, definición clara del objeto del negocio. actualización de la misión y visión, depuración de los stakeholders o públicos objetivos, perfilamiento del cliente/consumidor/usuario, selección de los canales de distribución, reestructuración del target o nicho de mercado, construcción de la propuesta de valor y renovación de la imagen corporativa.
Como ves, es un trabajo que requiere análisis, investigación y desarrollo, para que el rebranding se realice acorde a los objetivos del negocio. Además, es una transformación que debe involucrar a toda la organización, para que estos cambios puedan ser aceptados por los colaboradores. Es primordial, que éstas mejoras se socialicen en primera instancia con el cliente interno, a fin de validar conceptos y hacer una retroalimentación del proceso. Recuerda que el equipo humano será el primer recomendador de tu producto/servicio y por ende es un embajador natural de la marca.
Algunos casos de éxito de rebranding:
Googleando podemos encontrar gran información sobre compañías famosas que han decidido hacerle un refresh a sus marcas. Entre esas tenemos por ejemplo:
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Coca-Cola:
La líder de las bebidas carbonatadas, ha probado varios conceptos, apoyándose en las tendencias del mercado y gustos del consumidor. Actualmente, tiene un amplio portafolio de bebidas que incluyen gaseosas, aguas, jugos y néctares.
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Alpina:
Recientemente la empresa lanzó su nueva imagen, haciendo un logo más sencillo y adaptable a todo su portafolio de productos lácteos.
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Éxito:
El retail lanzó el año pasado, su nuevo concepto Wow, con una experiencia de compra más exclusiva para sus clientes, que abarca comidas gourmet y espacios más amplios en sus tiendas.
Entonces, si estas grandes empresas le apuestan al cambio, por qué tu marca todavía sigue siendo la misma desde su creación? Para hacer grandes negocios, requieres hacer grandes inversiones. Una marca debe evolucionar conforme crece el negocio.
Reposicionamiento de la marca:
Una vez implementado el Plan de Mejora, lo siguiente será la comunicación del rebranding a tu cliente externo. De acuerdo al plan de acción establecido con tu asesor/coach, es importante definir las diferentes etapas de esta evolución de la marca, para que la comunicación llegue claramente al público objetivo.
Para lanzar la nueva imagen, te recomendamos hacerlo gradualmente, para que el consumidor acepte y se adapte al cambio. No queremos ocasionar un rechazo hacia la marca, o que simplemente no nos encuentre al momento de comprar. Por ello, la comunicación debe ser efectiva, para que trascienda las costumbres ya establecidas y genere expectativa. Un cliente bien informado valorará los esfuerzos de marketing y se convertirá en vocero de la marca.
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